Lo primero que se ve en la estación es la zona del vestíbulo, donde se pueden comprar los billetes de metro en la taquilla. Antiguamente, los billetes de metro tenían un precio diferente según el recorrido que cada pasajero quisiera realizar. El precio de un billete de metro durante sus primeros años de funcionamiento oscilaba entre 0,15 céntimos de peseta el más barato y 0,40 céntimos de peseta el más caro. Posteriormente, y durante muchos años de historia de Metro de Madrid, se utilizó el sistema de tarifa fija por billete, independiente del recorrido que quisiera realizar cada viajero. Desde el año 2012, ha regresado el precio variable del billete de metro en función del número de estaciones recorridas, costando 1,50€ el billete sencillo más caro y 2€ el billete sencillo más caro. Si transformamos los precios actuales a pesetas, para poder realizar una comparación, tendríamos que los billetes sencillos en la actualidad cuestan entre 250 y 333 pesetas. ¡El billete sencillo más barato en ambas épocas ha multiplicado su precio por más de 1500 en menos de 100 años!
Respecto a los billetes de 10 viajes, su existencia también es antigua. Actualmente se utiliza un único billete durante el periodo en el que el viajero realice los 10 viajes. Sin embargo, en los primeros años del Metro de Madrid lo que ahora conocemos como "billete de 10 viajes" consistía en un pequeño taco con 10 billetes sencillos, que iban gastándose con cada viaje.
Por supuesto, todos estos billetes los vendían los empleados de Metro de forma manual en las taquillas de las estaciones. Hoy en día la venta de los billetes se realiza casi siempre en máquinas automáticas, con una interfaz en varios idiomas, mientras que los empleados del metro se limitan a prestar ayuda cuando es necesario o si las máquinas se estropean. Dicho en otras palabras: antiguamente los empleados de metro realizaban una tarea repetitiva y rutinaria de venta de billetes, mientras que hoy en día su labor es mucho más informativa y de atención al cliente.
En esta foto se ve la taquilla auxiliar que prestaba servicio en los momentos clave de máxima afluencia de viajeros.
Las primeras estaciones del Metro de Madrid y sus bocas de acceso, además de numerosos edificios de la primera mitad del siglo XX, fueron proyectados por Antonio Palacios. Este arquitecto trató de crear espacios lo más amplios y luminosos posibles dentro de la estación, con el objetivo de evitar las posibles reticencias de los madrileños de la época a hacer uso de este novedoso sistema de transporte, en la época.
Después de haber adquirido su billete, los viajeros debían validarlo. Durante las primeras décadas de existencia del Metro de Madrid se trata de otro proceso que también se realizaba manualmente en una segunda taquilla situada a continuación de la taquilla de venta de billetes. Con el paso de los años, la validación de los billetes y el control de accesos pasó a realizarse de forma automática por máquinas con torniquetes.
En esta foto se puede ver el sistema de salida de los pasajeros del Metro de Madrid. Se trata de una tecnología muy clásica, que emplea una verja cerrada que se desbloquea solamente cuando una persona pasa por encima de una plancha de metal situado en el lado interior. Así se consigue tener una puerta de "solo salida" que impide a los viajeros entrar sin haber comprado su billete.
Detalles de la taquilla de venta de billetes.
En el año de la inauguración (1919), la Línea 1 de metro contaba con solamente 8 estaciones: Sol, Gran Vía (renombrada como José Antonio durante la dictadura de Franco), Tribunal, Bilbao, Chamberí, Iglesia, Ríos Rosas y Cuatro Caminos. El recorrido cubierto era de 3,48 kilómetros.
Como curiosidad, en el año 2013 la red de metro en Madrid ya cuenta con 238 estaciones y 293 kilómetros de recorrido. Se trata de la segunda red de metro más extensa en Europa, después de la de Londres, y la sexta red más extensa del mundo, después de las de Shanghái, Londres, Nueva York, Tokio y Moscú.
En las verjas de salida existen unas pequeñas papeleras donde los viajeros depositaban sus billetes de metro cuando ya habían sido utilizados, de forma que no ensuciasen el vestíbulo de la estación, los pasillos o la escalera de salida.
Escaleras de bajada hacia uno de los andenes.
Túnel sobre la vía utilizado para acceder al andén más alejando del vestíbulo principal. El túnel es bastante estrecho si tenemos en mente los túneles que se utilizan en la actualidad. La iluminación de los túneles se realizaba mediante la utilización de bombillas.
Una técnica muy antigua es la utilización de pequeños trozos de cristal machados en la superficie de los escalones para evitar resbalones y caídas en las escaleras. Esta técnica se ha utilizado durante casi toda la historia del Metro de Madrid.
Cartel indicativo de la estación de Chamberí. El diseño del logo de Metro de Madrid lo realizó también el arquitecto Antonio Palacios. Se trata de un diseño muy fácilmente reconocible y práctico, que ha llegado hasta nuestros días con muy pocas modificaciones. El diseño está inspirado en el del metro de Londres, utilizando un rombo en lugar de un círculo rojo.
Uno de los detalles más interesantes de la estación de Chamberí son los antiguos anuncios que pueden encontrarse en las paredes. El Metro de Madrid utilizó la publicidad a lo largo de todo el siglo XX como una fuente de ingresos adicional.
Inicialmente la publicidad estaba pintada sobre azulejos, por lo que el proceso de cambiar los anuncios era largo y costoso. Posteriormente se utilizaron carteles en papel, que se pegaban unos encima de otros, renovando periódicamente los anuncios.
En la foto se ve un anuncio de Gal, una empresa madrileña de la época dedicada a la fabricación y venta de jabones y perfumes.
Andén de la estación de Chamberí en la foto. Hoy en día continúan pasando los trenes por aquí. Si viajas por la Línea 1 del Metro de Madrid, fíjate bien en el trayecto entre las estaciones de Bilbao e Iglesia. Los trenes disminuyen un poco la velocidad al pasar por esta estación.
Precisamente en los andenes se encuentra el motivo de la clausura de Chamberí como estación. Con el incremento del tránsito en el metro, se decidió ampliar la longitud de los andenes con el fin de acoger composiciones de trenes mayores. La estación de Chamberí se encontraba demasiado próxima a las estaciones de Bilbao y de Iglesia. Además, se trata de una estación en curva. Por lo tanto, se desaconsejó ampliar los andenes y se cerró la estación finalmente.
Suelo del anden en la estación de Chamberí.
Anuncio clásico de bombillas Philips. "La mejor del mundo" y "Fabricación holandesa" son sus principales reclamos. Reclamos como el primero eran muy comunes en la época.
Números de teléfono fijo de la época, con solo 4 dígitos, cuando apenas existían líneas de teléfono instaladas en Madrid. Muy fáciles de recordar.
Anuncio de aguas purgantes de Carabaña, un municipio de la zona este de la Comunidad de Madrid, famoso precisamente por sus aguas.
Anuncio de El Trust Joyero Internacional. No he podido encontrar información sobre esta compañía.
La estación de Chamberí es la única estación de metro abandonada que existe en Madrid. Hay otras ciudades, en especial Londres, con muchas más estaciones abandonadas a lo largo de su red de metro.
Espero que hayas disfrutado conociendo la estación de Chamberí, en el centro de Madrid, y que la visites si tienes ocasión ^^.
Fran Responder
Me parece un reportaje fabuloso. Yo, que como madrileño que no puede disfrutar de su tierra por la distancia a la que me encuentro, echo de menos lugares como este llenos de historia, me he sentido transportado de nuevo a mi ciudad por unos minutos. Muchas gracias por el artículo.