Odaiba tiene uno de los atardeceres más bonitos que Tokio puede ofrecer, en mi opinion. El mar suele estar muy tranquilo al tratarse de una bahía repleta de islas artificiales. El Rainbow Bridge se levanta majestuoso justo delante de la inmensidad de una ciudad que parece no terminarse nunca.
Esta vez puedo ver el atardecer de Odaiba con una mirada distinta, muy diferente a las anteriores ocasiones en las que estuve aquí, siempre de vacaciones. Por una parte, ahora Tokio es la ciudad que me acoge. Sin embargo, por otro lado, siempre me quedará la duda de saber si podré adaptarme a una ciudad tan grande que continuamente me desborda. Claramente yo estaba acostumbrado a ciudades de una magnitud muchísimo menor. Aunque se dice que las personas nos terminamos acostumbrando a todo finalmente.
En estas aguas se supone que se celebrarán las pruebas de triatlón y la maratón de natación de los Juegos Olímpicos Tokio 2020. A menos de 200 días para el teórico inicio de las competiciones, la incertidumbre que rodea el evento es máxima. Nadie sabe si finalmente tendrá lugar.
El año 2020, a raíz de la pandemia del COVID-19, nos ha puesto a todos a prueba y ahora convivimos con la incertidumbre más cerca que nunca. Hacer planes para dentro de 6 meses parece una quimera.
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